Pasos equivocados hacia la perfección


Triste el alma desgraciada que encontrará
en las sobras de los lacayos su razón de existir. 

Encontrando lo que no se quiere, sigue recordando claramente los eventos trágicos de su pasado, casi como la xerografía en una importante hoja de papel. Recuerdos que solo le sirven para creer que no es digno de merecer tanto desprecio de un omnipotente dios al que le ha jurado una cantidad de moderada devoción y algo de lealtad, respetando su propio conocimiento, que nunca existió, siempre todo fue totalmente inventado, fue forzado a arrastrarse hacia el camino y disfrazarse de  la verdad misma  para  creer lo que él quería creer y ser como el ñandubay, cuya madera es incorruptible. Por ahora llanto, desesperación  y un gran  arrepentimiento  es lo único o quizá todo lo que pude entregar a la tierra dónde nació. 

Miserable se siente aunque aún no se da cuenta que tiene todavía que recordar las tantas veces que rayando en lo inmoral ha traicionado a ese, su dios. lo único que le queda es encontrar su lugar.

Habitando solo en la más profunda oscuridad es donde se encuentra en el tan ansiado  refugio en el cual al fin por esta vez será capaz de  observar con claridad lo que hace tiempo frente a la  luz del sol no pudo hacerlo.  Con su rostro apesadumbrado observa como  todo lo que alguna vez quiso y soñó está completamente destruido, en las más lamentables ruinas. Lo que él alguna vez creyó un gran imperio, solo era un montón de ridículas  ornamentas mal  colocadas una sobre otra. Nada más le queda ir hacia el vacío cuya calma le ayudará a preparar  su camino para la próxima marea de vida, ya que aún es larga la senda que ha de recorrer, aunque esta vez  y por ahora estará solo.

Más de una vez la luz lo cegará hasta tal punto de caminar sin rumbo alguno, tratando de mantener la  vista  a   un imaginario punto en las estrellas que le guiaran a su verdadero camino a seguir, o a su indiscutible perdición junto con los que obedientemente le siguen tratando de encontrar una soporte para su propia estructura. Esperanza encontrada en el cielo es lo que lo impulsa a seguir; perfección es lo que ve. Esa perfección de la nada es real, pero no fue hecha para guiar sus pasos.

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