Ironía


Etimología
Del lat. ironīa, y este del gr. ερωνεία

Se conoce como ironía a todas aquellas formas del lenguaje que suponen una contradicción en el significado, o sea se da a entender lo contrario de lo que se dice. La ironía puede ser espontanea o intencionada, generada de manera accidentar o de forma voluntaria por aquel que arma su mensaje. De acuerdo a lo que sostienen los especialistas en lenguaje, la ironía podría ser descrita como aquel mensaje que afirma algo en su superficie que no es igual a lo que ese mismo mensaje quiere significar por debajo de la misma.
La ironía se relaciona con el sarcasmo en gran medida, aunque el sarcasmo es una forma de ironía un tanto más evidente y agresiva ya que por lo general se utiliza de modo burlón respecto de una persona o situación particular.
Hay varios tipos de ironía que pueden utilizarse en diferentes circunstancias. En este sentido, la ironía verbal es sin duda alguna la más conocida y la más fácil de identificar. Este tipo de ironía es la que se expresa en el lenguaje y la que la mayoría de las veces es intencional para marcar un determinado tipo de pensamiento. Una clara expresión de ironía es mostrar supuesta alegría que esconde molestia ante una situación determinada.

Ironía situacional.
Es aquella que se establece entre lo que se dice y lo que se hace. Por ejemplo, un claro caso de ironía situacional es cuando una persona dice “yo quiero dedicarme al arte” y después termina trabajando en un puesto administrativo o de oficina.
Ironía socrática
La ironía es la primera de las fórmulas utilizadas por Sócrates en su método dialéctico. Sócrates comienza siempre sus diálogos psicopedagógicos y propedéuticos desde la posición ficticia que encumbra al interlocutor (en este caso el alumno) como el sabio en la materia para dar a entender la contradicción evidente. El siguiente paso del diálogo sería la mayéutica, esto es ayudar a sacar de dentro de la psique aquello que el interlocutor sabe pero ignora saber. Para ello el método socrático sugiere realizar preguntas sencillas sobre el tema en el que el sujeto (alumno) ha sido nombrado como sabio. Después, las respuestas que el interlocutor daba a Sócrates eran rebatidas, en especial confutadas con la finalidad de que el alumno descubriera que su "saber" era un conjunto de pre-juicios y las fuera completando y precisando por sí mismo tomando consciencia, en todo lo posible, de lo real. No se ha de confundir con sarcasmo, hablar con ironía es un término incorrecto.

Ironía cómica
Es una incongruencia aguda entre nuestras expectativas de un suceso y lo que ocurre.
La ironía tiene gran parte como origen en la percepción del individuo de la paradoja.
La primera frase de la novela de Jane Austen, Orgullo y Prejuicio, comienza con un postulado casi matemático. «Es una verdad concebida que un hombre soltero en posesión de una buena fortuna debe estar en búsqueda de mujer». La escena siguiente traiciona el postulado. «No, un hombre rico moviéndose entre el vecindario no buscaba encontrar una mujer». De hecho, pronto se ve claro que este se refería a lo contrario: las mujeres (o sus madres) están siempre en búsqueda de un soltero rico para tomarle como esposo. La ironía yace en cómo promueve el romance y termina en una boda doble.
No todas las ironías son graciosas por otro lado.
Ironía trágica (o dramática)
En la tragedia, la llamada «ironía trágica» es un instrumento o recurso para aumentar la intensidad de la situación dramática. La ironía trágica está especialmente presente en los dramas de la Antigua Grecia. En esta forma de ironía, las palabras y acciones del personaje muestran la situación real, que el espectador observa y es completamente consciente de lo que sucede. Puede tener varias formas, el personaje hablando puede darse cuenta de la ironía de sus palabras mientras que el resto de los personajes puede que no, o él o ella pueden inconscientemente, mientras otros actores comparte el conocimiento con los espectadores, o los espectadores solos se darían cuenta de la ironía. El rey Edipo de Sófocles da un ejemplo de ironía certera y en toda su extensión.
La ironía llega a la expresión en un comportamiento inapropiado. Un texto en una escena con amenazas violentas, por ejemplo, puede percibir camaradería por parte de la víctima como incrementan irónicamente hasta convertirse en llamativamente inapropiado.
Cuando no está reconocida, la ironía puede llevar al malentendido. Incluso si una ironía es entendida como tal, a menudo expresa menos claramente lo que el hablante o escritor quiere decir que si lo dijera directamente.
Otro famoso caso de ironía trágica ocurra en la obra de Shakespeare Romeo y Julieta cuando Romeo encuentra a Julieta drogada como si estuviera muerta, él asume que lo está y se suicida. Al ver a su amante muerto yaciendo junto a ella, Julieta se mata con un puñal.
Variación cultural
La ironía a menudo requiere una bagaje cultural que debe tenerse en cuenta, y como una forma de hablar de una lengua determinada, la ironía a veces no puede ser perfectamente traducida. Una excepción con un segundo significado fácil de entender para un estadounidense proveniente del este, puede ser extraña para un canadiense, australiano, o incluso estadounidense del oeste. Intentar una traducción literal de la expresión irónica a otro idioma a menudo lleva el concepto hacia lo incoherente. Más allá, el uso de la ironía verbal puede también relacionarse con pautas no literales como el tono de voz o la postura. Toda cultura incorpora su propia manera de metáfora lingüística y expresiones verbales. En tales casos, la traducción requerirá un cuidado extra, y quizás una explicación.


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