Chistes



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Llegó un doctor a hacer su servicio social a un pueblo en la sierra. A los pocos días, empezó a notar que en el pueblo no había mujeres y éste se preguntaba cómo le hacían los hombres para satisfacer sus necesidades sexuales.
Un día, en una de las consultas, le preguntó a su paciente: "Dígame Don Pancho, ¿cómo le hacen ustedes para satisfacerse si aquí en el pueblo no hay mujeres?"
"Muy fácil, por la tarde vaya para el río y ahí encontrará su respuesta".
En la tarde, el médico se dirije al río y, cuál fue su sorpresa: que había tremenda fila... todo el pueblo estaba ahí. El doctor se formó al final de la fila y el último, al darse cuenta de que era el médico, le permitió pasarse hacia adelante y así todos le fueron dejando su lugar hasta que el doctor quedó al inicio de la fila.
Lo que encontró el médico fue un burro y pensó: "¡Ahhh! Así es como se satisfacen estos cabrones. Bueno, ni modo". Y se acomodó como pudo el doctor y le empezó a dar al burro por detrás.
Pasado un rato, el segundo de la fila le pregunta al galeno: "Doctor, ¿le falta mucho?"
"No, ya mero termino, ¿por qué me pregunta?"
"Lo que pasa es que necesitamos al burro para cruzar el río porque del otro lado están las ¡PUTAS!"


Un tipo va al África y, para no sentirse tan solo, decide llevar a su perro. El primer día del safari, el animal, muy contento, se pone a corretear mariposas y cuando menos se lo esperó ya se había separado del grupo.
El can, desesperado, empezó a buscarlos cuando, en eso, ve que una pantera muy enfurecida se dirigía hacia él dispuesto a comérselo.
Asustado, rápidamente piensa qué hacer; ve unos huesos que estaban junto a él y los empieza a morder. Justo cuando la pantera lo iba a atacar, el perro exclama:
"¡Mmmmmm, qué rica pantera me acabo de comer!"
La pantera, al escuchar eso, se frena con estruendo y huye muy asustada mascullando:
"¡Pinche perro, por poco y me come a mí también!"
Pero arriba de un árbol, estaba un chango que vio todo lo que había pasado. Éste se baja muy rápido y va tras la pantera para chismearle todo lo que vio. Al escuchar aquello, la pantera, muy enojada, le ordena al mono:
"Súbete, vamos con ese maldito perro para ver quién se come a quién".
El sabueso se da cuenta que la pantera viene, con el simio trepado, dispuesta a todo. En un instante, el perro adivina que el chango fue con el chisme pero en lugar de correr, se da la vuelta como si no hubiera visto nada. Cuando la pantera ya lo iba a atacar, el perro se queja:
"¡Pinche chango, ya tiene como media hora que lo mandé por otra pantera y el cabrón todavía no regresa!"


Una vez a un tigre lo castigraron y no le dieron de comer, mientras que el burro se banqueteaba, entonces el tigre le dijo al burro: "Dame un poco de tu comida".
Y el burro le dijo "no", entonces el tigre le dijo: "Esta tarde trae a tu pandilla y yo a la mia."
Llegó la tarde y estuvieron las dos manadas para pelear. El Jefe de los tigres dijo:
"Tigres, saquen las garras y ataquen."
El jefe de los burros dijo:
"Burros, saquen la pinga y ataquen."
Entonces el jefe de los tigres dijo:
"¡Tigres, cierren el culo y escapen!"


Llega un tipo a casa de su compadre y le dice "compadre, vamos a casar un león, el mas grande para que me den un premio."
Y el otro compadre le dice "Ahorita no, tengo cosas que hacer."
Se va el compadre y a la entrada de la montaña ve un león grandísimo, le dispara una vez y nada, otra y nada y el león se va sobre él, y el señor empieza a correr. En una de esas el león se resbala y cae al suelo, y el señor sigue corriendo y el león se vuelve a resbalar y, se resbala otra vez mientras persigue al señor, hasta que el señor se sube a un árbol.
A los tres días regresa y le dice a su compadre lo que pasó: que el león mientras lo perseguía se resbalaba, y le dice el compadre:
"¿Y usted que hizo?"
"Yo me subí a un árbol."
"¡Coño, compadre, yo en su lugar me hubiese cagado!"
Y el otro le dice:
"¡PUES CON QUÉ CREES QUE SE RESBALABA EL LEON!"


Un hombre de treinta años estaba preocupado porque no había podido tener relaciones sexuales a lo largo de su vida, debido a que poseía un mastuerzo de 50cm y las mujeres lo rechazaban cuando veían su enorme atributo por miedo a que les dejara el trasero del tamaño de una maceta.
Como última opción el hombre visita a un manosanta que le dice:
-Ve al Africa. Allí encontrarás un sapo milagroso. Cada vez que el te diga la palabra "no", esa cosa se acortará 10 cm."
El hombre sale corriendo en tres patas y toma el primer avión al Africa. Cuando llega y encuentra al sapo, le pregunta:
-Sapito sapito, ¿me das un beso en el pitito?
El sapo responde:
-No.
El hombre no podía creer lo que estaba viendo: su miembro se acortaba 10 cm.
Pero su deseo era que las mujeres aceptaran tener relaciones sexuales con él, así que quizo acortarlo 10 cm. más. Así que le preguntó al sapo nuevamente:
-Sapito sapito, ¿me das un beso en el pitito?
El sapo responde:
-No.
Y el pene de este hombre se acortó hasta llegar a los 30 cm.
El hombre pensó: "Con 30cm. de toronja no van a querer."
Así que repitió la pregunta para lograr la medida deseada por él:
"Sapito sapito, ¿me das un beso en el pitito?"
Y el sapo responde:
"¡No, no y no!"


Había una vez un chinito que todos los días tenía que enfrentar un grave problema: cuando iba a su trabajo, debía pasar frente a una casona con un gran jardín y muchos perros, los cuales al ver pasar al chinito salían a la calle y comenzaban a perseguirlo enfurecidos.
El chinito había intentado en repetidas ocasiones plantearle la queja al amo de los perros, un comerciante muy conocido de la zona, de nombre Jorge Curro, no siendo atendido jamás. Por último y desesperado por la situación, tomó una espada de gran tamaño, de ésas que usaban los guerreros chinos, y salió decidido a darles su merecido a los perros de Curro.
Cuando los perros salieron a molestarlo, el chinito desenvainó su espada con un grito de guerra; pero Curro, el amo de los animales, que estaba en la casa, llamó a sus canes con un silbido: chuit... chuit... Y los perros se metieron a la casa.
Al no ver otra alternativa, el chinito se dirigió a la comisaría a plantear su queja:
"Señol comisalio, vengo a hacel una denuncia."
"Sí, adelante dígame..."
"Vengo polque los pelos del culo me molestan..."
"¿Y por qué no se los corta?"
"Polque cuano, chinito quelel coltal pelos, el culo hache: chuit, chuit... y los pelos che van pa adentlo."


Una pulga está tomando sol en la playa, toda bronceada, debajo de una sombrilla, cuando llega otra pulga muerta de frío. La primera le pregunta: "Que te pasó?". "Resulta que quise venir a la playa a tomar el sol, y me subí en los bigotes de un motociclista que venía para aca, pero casi me muero del frío después de venir todo el camino a 200 km por hora". "No seas bruta, tienes que hacer como yo, te escondes en el baño de mujeres, y cuando entra una, te subes a su ropa interior y viajas calentita y segura".
Al otro fin de semana vuelven a encontrarse en la playa las dos pulgas, la primera bronceadísima, y la segunda nuevamente blanca y muerta de frio. "¿Y ahora qué te pasa, no hiciste lo que te dije?" "Sí, lo hice. Me escondi en el baño de mujeres, llegó una y cuando se bajó la ropa interior, me subí, me acomode ahí muy a gusto y me quede dormida". "Entonces, que pasó?" "No lo sé; cuando me desperté estaba otra vez en los bigotes del motociclista y venía a 200 km/h muriéndome de frío."


Eran unos gitanos que se habían hecho de un burro y entre ellos se iban a turnar para darle de comer al burro.
El primer día le tocó a uno y dijo:
"Por un día que el burro no coma no pasara nada."
Y al otro día el otro también dijo:
"Por un día que no coma no le pasará nada."
Así pasó una semana y los gitanos decidieron deshacerse del burro y lo llevaron a un circo para venderlo como comida para los leones, y el dueño muy gustoso se lo compró.
No habían caminado ni media cuadra cuando sale el dueño del circo y les grita:
"Conque comida para los leones ¿no? ¡Este desgraciado burro ya se comió dos y tiene al otro acorralado!"


Estaba un señor en un bar, y cada vez que el cantinero le servia un trago, el tipo decía: "Por mi honor, por mi familia y por mi vergüenza", y se tiraba el trago. Esto sucedió varias veces seguida, a lo que el Bartender le preguntó:
Oiga, porque cada vez que usted se echa el trago dice: ¿"Por mi honor, por mi familia y por mi vergüenza"?
Y el tipo le dice: "Bueno, te contaré lo que me pasó."
"Yo soy honrado con una buena familia. Resulta que el fin de semana pasado, me quedé solo en mi casa, pues mi esposa había salido con los niños a dar un paseo por la ciudad. Yo tengo un perro Doberman que se quedó conmigo solo en mi casa. Yo me estoy bañando de lo más tranquilamente, con la puerta abierta, y se me cae el jabón, me agacho a recogerlo, y en eso viene el Doberman y se me sube en la espalda y me cogió; como tu comprenderás ahi perdí mi orgullo; luego llega mi esposa y me ve con el perro, y piensa que me gusta la relación con el animal, y ahí perdí mi familia".
A lo que el Bartender le pregunta: "Y la vergüenza, cuando la perdió"?
"Oh, cuando el maldito salió corriendo conmigo y me arrastró por todo el barrio."

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